El rápido aumento de la carga que representan las
enfermedades no transmisibles es un
determinante fundamental de la salud pública
mundial. En 1999 esas enfermedades contribuyeron aproximadamente al 60% de las
defunciones mundiales y al 43% de la carga mundial de morbilidad.
Aproximadamente la mitad de esas defunciones son atribuibles a enfermedades
cardiovasculares. Partiendo de las estimaciones actuales, se prevé que para el
año 2020 esas enfermedades serán la causa del 73% de los fallecimientos y del 60%
de la carga de morbilidad.
El 79% de las defunciones atribuidas a
enfermedades no transmisibles se producen ahora en los países en desarrollo,
donde la mayoría de las personas afectadas por dichas enfermedades tienen entre
45 y 65 años de edad. Sólo en China y la India, la carga de enfermedades
cardiovasculares es mayor que en el conjunto de los países industrializados.
Situados en el otro extremo del espectro de la
malnutrición, el sobrepeso y la obesidad infantiles están multiplicando los
problemas mundiales de salud pública. Según un análisis reciente de los datos
nacionales de 79 países donde vive un 87,8% de los niños menores de cinco años
de países en desarrollo, la tasa de prevalencia general de sobrepeso a esa edad
en los países en desarrollo era de un 3,3% (17,6 millones) (véase el anexo,
cuadro 2).3 Las tasas de sobrepeso y obesidad están
aumentando en muchos países y 21 de ellos ya tienen una prevalencia mayor del
5%. Hay considerables indicios de que la obesidad infantil va asociada a hipertensión,
diabetes, enfermedades respiratorias, afecciones ortopédicas y trastornos
psicosociales durante la infancia. Sin embargo, su contribución a la obesidad
en el adulto y a la morbilidad y la mortalidad asociadas, así como a efectos
independientes que a su vez contribuyen a aumentar el riesgo de enfermedades crónicas en etapas posteriores de
la vida, son objeto de una inquietud aún mayor.4
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
55ª
ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD A55/14 Punto 13.10 del orden del día provisional
19 de marzo de 2002
Las investigaciones
epidemiológicas y sociales comunitarias realizadas en diferentes partes del
mundo han permitido determinar claramente los múltiples factores de riesgo de
las principales enfermedades no transmisibles, así como su origen en modos de
vida insalubres y un medio ambiente contaminado. Los riesgos potenciales se
pueden determinar ya desde la temprana
infancia, lo que pone de relieve que la prevención debe comenzar en los primeros
años de la vida y prolongarse durante la adolescencia y la adultez. La estrategia se basa en un número de
factores de riesgo modificables
notablemente comunes, como el consumo de tabaco, una dieta hipercalórica
(en particular con un contenido elevado de grasas saturadas), el consumo de
alcohol y la falta de actividad física (recientemente se han añadido a
la lista el estrés y la contaminación ambiental); en la edad adulta esos
factores se hallan a menudo presentes en
combinaciones variables. El tabaquismo solamente es responsable del 90% de los casos de cáncer de
pulmón, del 75% de las enfermedades respiratorias obstructivas crónicas y del
25% de los casos de infarto del miocardio en los países desarrollados. Una
dieta hipercalórica y una vida sedentaria dan lugar a obesidad y cardiopatía coronaria,
accidentes cerebrovasculares, algunas formas de cáncer, diabetes y enfermedad
reumática crónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario