lunes, 10 de abril de 2017

Determinante fundamental de la salud pública mundial

El rápido aumento de la carga que representan las enfermedades no transmisibles es un
determinante fundamental de la salud pública mundial. En 1999 esas enfermedades contribuyeron aproximadamente al 60% de las defunciones mundiales y al 43% de la carga mundial de morbilidad. Aproximadamente la mitad de esas defunciones son atribuibles a enfermedades cardiovasculares. Partiendo de las estimaciones actuales, se prevé que para el año 2020 esas enfermedades serán la causa del 73% de los fallecimientos y del 60% de la carga de morbilidad.

El 79% de las defunciones atribuidas a enfermedades no transmisibles se producen ahora en los países en desarrollo, donde la mayoría de las personas afectadas por dichas enfermedades tienen entre 45 y 65 años de edad. Sólo en China y la India, la carga de enfermedades cardiovasculares es mayor que en el conjunto de los países industrializados.

Situados en el otro extremo del espectro de la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad infantiles están multiplicando los problemas mundiales de salud pública. Según un análisis reciente de los datos nacionales de 79 países donde vive un 87,8% de los niños menores de cinco años de países en desarrollo, la tasa de prevalencia general de sobrepeso a esa edad en los países en desarrollo era de un 3,3% (17,6 millones) (véase el anexo, cuadro 2).3 Las tasas de sobrepeso y obesidad están aumentando en muchos países y 21 de ellos ya tienen una prevalencia mayor del 5%. Hay considerables indicios de que la obesidad infantil va asociada a hipertensión, diabetes, enfermedades respiratorias, afecciones ortopédicas y trastornos psicosociales durante la infancia. Sin embargo, su contribución a la obesidad en el adulto y a la morbilidad y la mortalidad asociadas, así como a efectos independientes que a su vez contribuyen a aumentar el riesgo de  enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida, son objeto de una inquietud aún mayor.4 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
55ª ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD A55/14 Punto 13.10 del orden del día provisional 19 de marzo de 2002


Las investigaciones epidemiológicas y sociales comunitarias realizadas en diferentes partes del mundo han permitido determinar claramente los múltiples factores de riesgo de las principales enfermedades no transmisibles, así como su origen en modos de vida insalubres y un medio ambiente contaminado. Los riesgos potenciales se pueden  determinar ya desde la temprana infancia, lo que pone de relieve que la prevención debe comenzar en los primeros años de la vida y prolongarse durante la adolescencia y la  adultez. La estrategia se basa en un número de factores de riesgo modificables  notablemente comunes, como el consumo de tabaco, una dieta hipercalórica (en particular con un contenido elevado de grasas saturadas), el consumo de alcohol y la falta de actividad física (recientemente se han añadido a la lista el estrés y la contaminación ambiental); en la edad adulta esos factores se hallan a menudo presentes en  combinaciones variables. El tabaquismo solamente es responsable del 90% de los casos de cáncer de pulmón, del 75% de las enfermedades respiratorias obstructivas crónicas y del 25% de los casos de infarto del miocardio en los países desarrollados. Una dieta hipercalórica y una vida sedentaria dan lugar a obesidad y cardiopatía coronaria, accidentes cerebrovasculares, algunas formas de cáncer, diabetes y enfermedad reumática crónica.

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